"Lo injusto de
enamorarse es no saber lo que le pasa al otro. Es difícil de explicar, pero se
parece mucho a esperar el bondi en una esquina donde no sabés si hay parada. Y
ahí estás vos, solo, muerto de frío, con los brazos cruzados y los ojos fijos
en la calle que baja hasta el centro. Y ves el colectivo a quince cuadras y te
ponés contento, pero al mismo tiempo te preocupa estar en la esquina
equivocada. El colectivo está a diez cuadras y tratás de encontrar algún
indicio de que estás esperando en el lugar correcto. Ocho cuadras. A ver si no
parará más allá. Cinco. Dos. Levantás el brazo, estás jugado. Todo parece
indicar que estás parado en el lugar exacto, pero todavía te incomoda cierta
ficción amarga en la que ves pasar el colectivo, ignorándote, mientras todavía
tenés el brazo levantado y esa cara de imbécil."